miércoles, mayo 25, 2011

Nosotras

Abro los ojos, como despertando de un largo sueño, y me hallo tendida sobre mi cama. A través de la ventana veo, lentamente, ponerse el sol. Había estado inconsciente por al menos ocho horas.

-¡Imposible! -pensé- ¿Acaso no estábamos hace un segundo en la biblioteca?

Al mirar a mi alrededor, comprendo enseguida lo que había sucedido. Las docenas de bolsas de tiendas: Zara, Bershka, Componix, entre otras; delatan enseguida a la culpable de aquel derroche. Sólo necesitaba una prueba más, entonces revisé mis uñas.

-Tal como lo había previsto, manicure recién hecho –me dije.

Mientras tanto, me dirigí hacía el campo de batalla, el espejo.

-¡Sabrina! -grité- ¿Cuántas veces tengo que decirte que no podemos gastar todo nuestro dinero en ropa y zapatos?

-También compré un par de carteras -murmuró vacilante.

-Si sigues así, no tendremos dinero para las guías de la universidad o el pasaje -Señaló tímidamente Sofía.

-Unos libritos no nos van a conseguir novio, ¡mojigata! –insultó Sabrina.

-Bien sabes que no podemos tener novio -apunté, tratando de mediar la situación- Así que ve buscando otro argumento.

-¡No es justo Sabrina! -exclamó Sofía- Tú sabías que necesitábamos aprovechar el día para adelantar el trabajo de geografía.

-Ok, tienen razón –dijo Sabrina-. Discúlpenme. Ambas saben lo terrible que es para mí eso de andar leyendo. No es excusa, pero es la verdad.

Con un suspiro doy por culminada la contienda, por ahora. Después de todo, sé que en cualquier momento otro inconveniente surgirá. La convivencia entre tres mujeres es ardua. Sobre todo, porque nuestras personalidades son completamente diferentes y con frecuencia nos fastidiamos mutuamente. Por ejemplo, con la comida, a todas nos agrada cenar cereal pues así mantenemos la figura, pero Sofía detesta el cereal con leche.

-No soporto las hojuelas mojadas o la leche dulce -argumenta ella.

Entonces, por el bien mayor, usualmente la complacemos. El cereal se pone en el plato hondo y la leche en un vaso. Sin embargo, cuando están molestas, por alguna razón, Sofía y Sabrina, ésta pone leche en el cereal. Acto siguiente, se desata la Tercera Guerra Mundial, que culmina con tres chicas yendo a la cama con el estómago vacío.

Otro caso recurrente, es que Sofía esconda todos los tacones de Sabrina. Estalla otro conflicto bélico, que concluye con tres chicas confinadas en la casa por días, pues Sabrina se rehúsa a salir sino lleva puestos sus zapatos caros.

Sofía, Sabrina y yo, Sara, ni siquiera estamos seguras de cómo nos vemos en realidad. ¿Somos la gorda cuatro ojos? ¿Habitamos en el cuerpo de la rubia exótica? O ¿Existimos dentro de la flacucha pálida? La convivencia entre tres mujeres es muy difícil, más aun, cuando se comparte el mismo cuerpo.

AKHV